Pensar que se puede ser maestro por solo hecho de haber
cursado materias pedagógicas es gravísimo error, las reglas pedagógicas son de
muy escaso valor efectivo y que no son indispensables para lograr buen éxito,
para poder ser maestro se debe dominar la materia, tener fe en la eficiencia de
los métodos y procedimientos de enseñanza.
La ordenación de los conocimientos humanos conocida con el nombre de “clasificación
de las ciencias” por Augusto Comte, los criterios serial o lógico,
histórico y didáctico de la citada clasificación han prevalecido en la
formación de los planes de estudios de nuestras escuelas secundarias. Por tal
es indispensable para todo maestro saber tanto la materia que enseña como
la manera de enseñarla, aplicando los principios psicológicos sobre los cuales
deben basarse la instrucción y la educación también que se tenga perfecto
conocimiento del alumno en lo relativo a sus poderes mentales, a su grado
de desarrollo y la noción perfecta de que en la adolescencia hay
caracteres físicos (cierta disminución en el exceso de energía, rápido
crecimiento), intelectuales(inestabilidad emocional) y morales.
El mal uso de los libros de texto era porque todo el trabajo era para el alumno
y solo retenía en la memoria las nociones del texto conformándose con lo poco
que se les quedaba de las lecciones orales. Sin tener un guía seguro y firme
que complete la labor del maestro y le proporcione la ventaja de formarse el a
habito del estudio. El método que se emplee en las escuelas secundarias debe
tomar en cuenta los caracteres del desarrollo del adolescente y no dejar fuera
la operación genuinamente educativa de la enseñanza.
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